El proceso de formación de nubes comienza con la evaporación. Cuando el agua se evapora de la superficie de la Tierra, se convierte en vapor de agua, que es un gas invisible. A medida que el vapor de agua asciende en la atmósfera, se enfría y se condensa en gotas líquidas o cristales de hielo.
El tipo de nube que se forma depende de la temperatura y la humedad del aire. Cuando el aire está frío, el vapor de agua se condensa en cristales de hielo, formando nubes como cirros o nubes de hielo. Cuando el aire está caliente, el vapor de agua se condensa en gotas de líquido, formando nubes como cúmulos o nubes de lluvia.
Las nubes también se pueden formar cuando el aire cálido y húmedo del océano se encuentra con el aire frío y seco de la tierra. Este tipo de formación de nubes se llama elevación orográfica y, a menudo, produce nubes sobre zonas costeras.
El tamaño y la forma de las nubes pueden variar mucho. Algunas nubes son pequeñas y esponjosas, mientras que otras pueden ser grandes e imponentes. La forma de una nube suele estar determinada por la velocidad y dirección del viento.