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    La mayor presión parcial de oxígeno en el sistema circulatorio

    La presión parcial es una medida de la cantidad de fuerza ejercida por una sustancia particular en una mezcla. La sangre contiene una mezcla de gases, cada uno de los cuales ejerce presión sobre los lados de los vasos sanguíneos. Los gases más importantes en la sangre son el oxígeno y el dióxido de carbono, y el conocimiento de sus presiones parciales puede proporcionar información importante sobre el cuerpo. La presión de gas se mide en milímetros de mercurio, o mmHg.
    Medición

    Se puede obtener una estimación de la presión parcial de oxígeno de un oxímetro de pulso. Este es un dispositivo de clip de dedo que analiza cómo viaja la luz a través de la punta del dedo. La luz se reflejará de manera diferente por las células sanguíneas con o sin oxígeno. Un método más confiable para medir el oxígeno en la sangre consiste en extraer sangre arterial, generalmente de la muñeca. Esto puede ser un poco más doloroso que extraer sangre de una vena. La presión parcial de oxígeno en la sangre se analiza utilizando un instrumento de laboratorio, como un espectrómetro de masas. Existen varias unidades para expresar la presión de un gas, pero la unidad más utilizada en medicina es el milímetro de mercurio.
    Difusión y presión parcial

    La presión parcial describe la cantidad de presión ejercida por un gas en particular. en una mezcla de gases, como en la sangre. Cuanto mayor sea la concentración de un gas, mayor será la presión que ejercerá. Cuando la presión parcial de un gas en dos áreas adyacentes es desigual, el gas se difundirá naturalmente desde el área de mayor concentración al área de menor concentración, estableciendo así el equilibrio. Este principio rige la forma en que los gases, como el oxígeno y el dióxido de carbono, son recogidos, transportados y entregados por el sistema circulatorio humano. Estos gases se intercambian principalmente en dos lugares: los lechos capilares que rodean cada célula del cuerpo y los lechos capilares que rodean cada alvéolo en los pulmones.
    Circulación pulmonar y sistémica

    La circulación pulmonar implica el movimiento de la sangre entre el corazón y los pulmones. La circulación sistémica es el movimiento de sangre entre el corazón y las células del cuerpo. El intercambio de gases ocurre en ambas vías. Cuando la sangre llega a las células del cuerpo, deja caer oxígeno y recoge el dióxido de carbono del producto de desecho. Cuando la sangre llega a los pulmones, deja caer el dióxido de carbono y recoge un nuevo suministro de oxígeno. Estas dos vías de circulación sanguínea ocurren simultáneamente con cada latido cardíaco. La presión parcial de oxígeno más alta

    Cuando la sangre llega a los pulmones a través de las arterias pulmonares, ha transportado oxígeno a las células del cuerpo y recogido dióxido de carbono, Un producto de desecho producido durante la respiración. Aquí, la presión parcial de oxígeno es muy baja, típicamente 40 milímetros de mercurio. Esto permite que el gas oxígeno se difunda naturalmente desde los alvéolos en los pulmones hacia los capilares del sistema circulatorio. La sangre abandona los pulmones con un nuevo suministro de oxígeno para comenzar su viaje nuevamente. Es en este punto, en las venas pulmonares que llevan la sangre lejos de los pulmones y de regreso al corazón, que la presión parcial de oxígeno es más alta, típicamente 100 milímetros de mercurio. Saturación de oxígeno

    El La presión parcial de oxígeno es una medida del nivel de saturación de oxígeno en la sangre. Para una salud óptima del tejido, se debe mantener un nivel constante de saturación de oxígeno por encima del 90 por ciento. Esto se correlaciona con una presión parcial arterial de 100 milímetros de mercurio. Una presión arterial de oxígeno que cae por debajo de 80 milímetros de mercurio puede ser dañina para el cuerpo. La disminución de la presión parcial es un signo de hipoxia o falta de oxígeno, y a menudo se indica por falta de aliento. Esta condición puede ser causada por muchas cosas, incluyendo paro cardíaco, asfixia y envenenamiento por monóxido de carbono. La hipoxia prolongada puede causar daño permanente a las células del cuerpo.

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