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    Nutrir a la naturaleza: cómo su educación podría afectar su cerebro

    La diversidad genética, es decir, el contenido de los genes mismos, ya nos hace únicos. Pero lo que distingue a las diferentes células con el mismo ADN es la expresión génica: qué genes están "activos" y cuándo. La expresión génica es lo que permite que las células de su piel se vean y funcionen de una manera completamente diferente de las células nerviosas, y es cómo todos los tejidos de su cuerpo pueden desarrollarse a partir de la célula única de un embrión.

    Ahora, sin embargo, Los científicos están comenzando a comprender cuánto impacto puede tener el medio ambiente en la expresión génica, y cómo las experiencias que alteran la expresión génica temprano en la vida pueden tener un impacto duradero en la edad adulta. La expresión génica podría vincular la "naturaleza" y la "crianza" de maneras sorprendentes (y aún misteriosas).
    Genes, Exprésate

    Tus células necesitan poder activar y desactivar los genes para comportarse adecuadamente. Tome una célula madre nerviosa, que finalmente se convertirá en una neurona o células nerviosas. Necesita suprimir los genes que mantienen a la célula en un estado "similar a un tallo", y comenzar a expresar los genes necesarios para volverse más nerviosos. Este proceso, llamado neurogénesis, ocurre a lo largo de su desarrollo embrionario y hasta la edad adulta (en un proceso llamado, lo adivinó, neurogénesis adulta).
    ¿Qué causa cambios en la expresión génica?

    Parecen algunos cambios en la expresión génica estar "conectado" y comenzar a ocurrir casi de inmediato durante el desarrollo. Otros factores biológicos entran también. Sus niveles hormonales, por ejemplo, pueden afectar la forma en que se expresan sus genes. Eso es importante para convertirse en un hombre o una mujer en el útero, y también afecta la pubertad, el crecimiento del cabello, la fertilidad y otros factores a lo largo de la vida.

    Los cambios en la expresión génica también podrían ser impulsados por la exposición a sustancias químicas en su entorno. Por ejemplo, la exposición a mutágenos (sustancias químicas que causan mutaciones genéticas) puede aumentar o disminuir la cantidad que se expresa un gen, y los cambios anormales resultantes en la expresión génica están relacionados con enfermedades como el cáncer. La exposición al alcohol, por ejemplo, puede desencadenar cambios en la expresión génica que afectan el estado nutricional y contribuyen a las deficiencias de nutrientes. Y las mutaciones genéticas hereditarias también podrían aumentar o disminuir la expresión de sus genes.

    En cuanto a cómo
    sus células controlan la expresión génica, hay algunas maneras de aumentar o disminuir la expresión. Una clave es la metilación del ADN, una forma de suprimir genes. Cuanto más metilado es un gen, menos se puede expresar; por el contrario, la desmetilación aumenta la expresión del ADN. Las referencias 1 y 2 tienen buena información de fondo sobre esto.
    Entonces, ¿cómo encaja su educación?

    Resulta que las experiencias de la vida también pueden afectar su expresión génica. Y una nueva investigación sugiere que las experiencias de la primera infancia, incluso las que son demasiado tempranas para recordar, podrían afectar su cerebro por el resto de su vida.

    Una nueva investigación publicada en Science
    analizó cómo afectaba el estilo materno El cerebro de los ratones en desarrollo para llegar a la pregunta de cómo la naturaleza y la crianza pueden colisionar para influir en el comportamiento. La base del experimento era simple: observar el estilo de maternidad de diferentes ratones, y luego ver cómo los diferentes estilos de maternidad (atentos, negligentes) afectarían la expresión de un gen, llamado L1, en el centro emocional del cerebro de la descendencia. Para ayudar a descartar diferencias genéticas (porque, recuerde, los genes heredados pueden influir en la expresión génica), los científicos también cambiaron parte de la camada, por lo que un cachorro de una madre negligente sería criado por uno atento, o viceversa.

    Los investigadores encontraron que los ratones criados por una madre atenta tenían menos metilación en su gen L1 (en otras palabras, el gen estaba menos suprimido) que los ratones criados por los negligentes. Eso fue cierto incluso en los ratones con camada intercambiada, lo que sugiere que el nivel de metilación (el nivel de supresión génica) estaba relacionado con la crianza de los ratones, en lugar de un factor genético heredado.
    ¿Qué significa todo?

    Estos resultados reflejan lo que los científicos han visto previamente en los niños: que los niños que han sido descuidados en la infancia tienen diferentes patrones de metilación que los niños criados por padres atentos. Pero la investigación aún es temprana, y los autores del estudio en ratones no están seguros de si esos cambios en la metilación L1 también están relacionados con cambios en la función cognitiva o cualquier otro problema neurológico o psicológico.

    Sin embargo, entender cómo se desarrollan estas diferencias en la metilación y qué genes son más cruciales para observar, nos ayudará a comprender mejor cómo interactúan la naturaleza y la crianza para afectar nuestro comportamiento. Y esto podría, algún día, ayudar a los médicos a tratar con mayor eficacia los problemas de salud mental que pueden derivarse de la negligencia.

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